A través de la lectura puedo soñar el escenario ideal para crear una escena de felicidad.
Tengo un beso de consolación cada mañana, al subir la persiana y que me deslumbra la luz, intensa y penetrante. Veo una autopista hacia el desierto con mares infinitos y el oleaje golpeando contra mi barco, a la deriva. Un oasis de ambición que me permita avituallarme y subir las rampas a cada pedalada. Algo me convence cada día, de cada lado y empieze como empieze todo acaba siendo bueno y el lado negro lo dejo aparcado al cerrar los ojos. Nadé desnudo en tu oleaje.