Hoy dimite quien no tiene porque hacerlo y el que tiene que dimitir no lo hace. El mundo del revés. Se va Zidane y se queda, por unas horas, Rajoy. Resulta muy sencillo alabar después de otro gran título logrado a un entrenador. Pero la cuestión no es baladí si comprobamos que lo que ha ganado es el mayor y más importante título de clubes del mundo, la Copa de Europa, la mal llamada Liga de Campeones, como dirían los viejos del lugar, La Orejona.Un hecho absolutamente histórico, sideral, épico aún imponiéndose en un formato de mucho menor prestigio y exigencia que el antiguo. No hay que quitar valor a ninguno de los campeones con este formato de liguilla y eliminatorias pero es indudable que permite a los equipos participantes un par de errores, un par de traspiés en partidos de la liguilla que con cuatro victorias posteriores te clasifican a las rondas finales. Pues bien, ni el mejor equipo del siglo XXI, el F.C Barcelona consiguió tal hazaña. Y Zidane y su Real Madrid lo ha hecho. Es por esto que pasa, por ende, a ser el mejor equipo del siglo XXI? Esta respuesta es carne de debate pero lo alimentaré en otro artículo.
El Real Madrid de Zinedine Zidane ha hecho lo que el sabio del fútbol Luis Aragonés dijo que era el balompie «ganar, ganar, ganar, ganar y volver a ganar». Y esto hay que ponerlo en valor y me niego a admitir que el Real Madrid ha tenido un entrenador que ha sabido llevar el vestuario y que esa es la única razón de tal hazaña. Y si, así es, aparentemente, pero para ganar tres Copas de Europa de forma consecutiva, campeón de Liga y subcampeón de Liga en dos ejercicios y medio es un balance de la capacidad brutal de este entrenador. No cabe duda y es incuestionable que el Real Madrid ha tenido en estos tres últimos ejercicios la mejor plantilla del mundo, seguida muy de cerca por el Barça y dos pasos por delante del Juventus y Bayern de Munich. Pero los rivales juegan y cada vez estudian mejor a sus rivales y además el Madrid tiene partido día si y día también. Exigencia. Esa es la palabra, en el club de Chamartín sólo vale ganar y eso literalmente abrasa.
Hay que poner en valor la capacidad de Zidane. No se gana sólo por ser un buen tipo o llevar bien el vestuario. Hay que saber de fútbol y este tipo sabe mucho.
Con Zidane en el banquillo blanco el equipo de la Castellana ha desplegado su mejor juego desde épocas de Vicente del Bosque. Le ha faltado regularidad en algún tramo de estos años pero especialmente en su segunda temporada tuvo siempre un hilo conductor creativo y sobre todo supo adaptar el juego a lo que el equipo necesitaba. No fue un esclavo del sistema de juego ni los nombres que lo ejecutaban. Supo dar equilibrio cuando hubo peligro de crear un equipo demasiado largo dando importancia significativa al medio del campo poblándolo de jugadores con sacrificio y talento. Leyó de manera excelente el juego del delantero centro, sabiendo cuando lo necesita más movible o más estático y sobre todo se encargó de que el Madrid jamás perdiera su mejor virtud, el carácter. Supo mantener en vereda a más de once jugadores con lo que las rotaciones le generaron un rendimiento sobresaliente. Cierto es que esta última temporada todas estas virtudes no pudo, no supo o no le dejaron mantener el rendimiento en Liga. Es injustificable el desdén en el campeonato nacional. Por cierto, hoy en la estupenda rueda de prensa de despedida ha admitido que como entrenador el mejor recuerdo que tiene es la obtención del Campeonato Nacional de Liga. Ahí queda para los que intentan desprestigiar este campeonato en función de quien lo gane.
Zidane se va por la puerta grande. Con personalidad. Sus motivos ha tenido para hacerlo. Chapeau!! Pero que quede meridianamente claro que lo que ha ganado no se lo da sólo su carácter. Se lo ha dado su capacidad y su talento. No es extraño que pueda entrar en el podium de los mejores entrenadores del siglo XXI junto a Guardiola y Simeone. Ciertamente que su ciclo ha sido corto pero ha tenido continuidad y ha sabido hacer lo que a un club tan grande como el Real Madrid le exigen constantemente: ganar, ganar y ganar.