El tiempo no se puede parar, cuando estuvimos en guerra transcurria muy despacio, cuando estamos en paz, todo sucede demasiado rápido. Y todo a lomos de esta loca autovia de la amistad. Nos acercamos lentamente, nos alejamos a prisa. No hay batalla donde no se escuchen tus palabras, a ciencia contendidas de calma, repletas de fe. Hombre de pocos lamentos, impetuosa generosidad. Será mi ingenuidad la que grita que siempre estarás. Será mi ilusión la que se vuelve a apuntar a la batalla. Será mi religión la que reza hoy por ti. Buscamos la misma luna lunera que nos de fuerza para aguantar, otra campaña, otra gira, otra invasión, otra trinchera. Si la vida me regala este espejismos, será demasiado real? Amigo amante de los amigos que escondes la llave de tu porvenir. No hay nada más cierto que los ojos que miraban por las gafas, a donde? Al lugar donde resulta facil ser feliz. Uno mismo.
5 comentarios
Hola Juanin;
Son las doce y media de la noche y estamos en el decano viendo tu blog. Estoy presumiendo ante Cefe, Sabelita, Sivia y Javi de lo bien que es escribes… y mientras tu… digamos que ocupado…
Me sumo a los tres anteriores!
Bessets
Pues ya puestos…yo os quiero a los 3.
Fran
y yo tambien..
besos, bárbara.
Te quiero Juanín…