El tiempo o los días sucesivos me darán o quitarán la razón, o mejor dicho, enjuiciarán la idoneidad del encuentro de ayer, esa sonrisa infinita que contagia locura o esa sensibilidad que desata ternura. Pero son sus ojos, brillantes y marrones, acompañados de esa expresión alegre de su rostro la que cautiva toda mi alma hacia esta mujer. No disimulé nada, no atendí a sugerentes provocaciones, no hurgé en la herida que me provocaba, no quise dar pistas sobre los restos del naufragio, no quise alentar su pensamiento sobre mi sentimiento. Que piense que no siento nada es algo que no se está bien o está mal, lo único que me confiesa proposiciones indecentes de amigos suyos que, claro, están en la lista por delante de mi. Ahora, con la batalla perdida, elguerrerodelaluz no opone resistencia. Después de este capitulo hubo otro que era antagónico, completamente de risa. Tuve la lucidez de escuchar la radio y no se porqué la radio de auto estaba sintonizada en la cadena Cope. Fue una bendición de Dios, nunca mejor oido. Para ser la primera vez que escuchaba al Sr. Vidal, fue una intervención en la que me reí más que un chiste de Gila, una parodia de Marte y 13 o un sketch de Tricicle. Realmente sonrojante creia yo que podría ser pero la tenacidad y la maldad con que hablaba el susodicho hizo terminar repentinamente mi conexión celestial con la información, mejor dicho, con la desinformación. Como alguno diria, esto pasa por tener democracia. Prefiero echarme a dormir con la infininta imagen de bendecida.
Canción para hoy: «Have a smoke», DAB