Un día como hoy del pasado siglo ocurrió un hecho trascendente en mi historia personal: perdí mi virginidad. Si, lectores, si. Ese paso oscuro que muchas veces se queda en la carpeta de las verguenzas, cubierta de polvoriento polvo (observese la redundancia) en las mentes lujuriosas de cada ser humano. Una gloriosa noche de junio, en una mugrienta pensión de la urbe salmantina, llegué al paraiso. Y yo ya sabía que el paraiso tendría algo de positivo y me llevó hasta las más intimas pasiones de una mujer. Este acontecimiento es para celebrarlo. Siempre recordamos el día del cumpleaños, el aniversario de tu matrimonio, tu santo…. pero nunca la llegada al paraiso. Y lo mejor de todo es que no me quiero ir. Se está tan agustito!! Y eso que el apañamiento fue el mejor invento del hombre, pero de vez en cuando hay que engrasar la maquinaria.
Canción para hoy: «Mar adentro», Héroes del Silencio
3 comentarios
Me has dejado sin palabras… y mira que es difícil!!!
Por cierto (y esto es para que se rían los demás), el examen… REGU.
Vega.
Enhorabuena!!!! Por ambas cosas. Echamos de menos tus sustos. ¿Quedara anulada tu cita con nosotros para el jueves en el Carmen? Te recordamos q nos debes una lasaña y pescado.
Cuidate, q te vaya bonito.
Noemí y Flowi
Sin comentarios Juan…pero mira que me he reido.
Angélica.