Hilvanaré unos lazos sagrados entre la chica, la ciudad y yo. Así rimarán nuestros versos y la complicidad será la terapia. Los demás, vosotros, sois los otros ajenos a mi máscara perfecta y recogereis mi sangre que valga como limosna. Al menos ya no estoy tan solo, rompe mis ataduras y libérame. Lo que abrivie las distancias lo engrandezca nuestra memoria.