No me olvido de mi. Ni de mi existencia ni mis alegrias. No me olvido lo que me mueve, no me olvido lo que me paraliza. Soy ufano en la liberación de mi alma pero errático en las soluciones promovidas.
No me olvido de los que me he alejado, tampoco de las páginas de sus libros, sabios y eternos. No me olvido de las penas de las demás, de las tuyas también. Me olvido de las mias que no tienen solución pero ocupan y preocupan las tuyas. No me olvido de las guitarran que rasgaron mi corazón y no me olvido de las mujeres que desgarrarón mi caparazón. No me olvido de tí, bendita luna y rey sol.