He soñado a ser todo tipo de personajes. Con alguna dosis de fuerza imaginativa y con coraje desmedido he jugado todos estos días a crear y soñar quien seré cuando salga de este confinamiento. Están escritas en cada una de las cuatro paredes de esta casa; una profesión, una devoción, una ilusión, una motivación…
Y por momentos , resignado he apoyado mi espalda en alguno de estos muros, cansado y baldado y deslizandome hasta acabar tirado en el suelo jugaba a ver que es lo que me correspondía en el carrusel de la máquina tragaperras a la que apostaba ese día.
Un día, bien temprano, era un padre de familia que se levantaba con el deseo de ver la sonrisa de mi hija por la mañana mientras dormía para, a renglón seguido, llevar el desayuno a mi mujer al dormitorio que con tanto empeño nos habíamos construido. Aquello no fue bueno pero fue lo mejor que hice en tiempos de litigio emocional.
Una tarde, después de una buena conversación por chat, acabó en mi espalda dibujada la espada de Damocles. Transitaba por la senda del amante cornudo, ciego y patético embarrado en lo que creía dosis infinitas de amor. Bienvenido a un callejón sin salida.
Una noche, que no podía dormir, acabé asiendo la cortina de esa habitación cual hombre viudo que perseguía la resurección de su amada esposa. Tanta sudoración acabó por soltar mi mano y precipitó al vacio todo lo vivido. Hoy va a empezar a llover…
En apenas unos giros, sufro cuatro personalidades, cuatro realidades y aunque parezca mentira no se con cual quedarme
Una tarde, desperté de un sueño con los niños correteando por casa y auguro ficción porque no entiendo como puedieron entrar en mi habitación mientras yo dormia…. Me vinieron a despertar y no les ponía cara pero de tantas veces que me decían papá acabamos haciendo una guerra de alhomadas que me dejo extenuado . Amaya y Alberto intentaban dejarme fuera de juego con tantas trampas que hacían. Y entre una lluvía de plumas salieron de esa habitación. Por más que les llamaba a voces para que volvieran, solo regresó el eco de mi voz en esa guarida tan solitaria.
He jugado a ser diseñador, artista, escritor. También he querido ser cocinero y tejemaneje, amante del lujo y agricultor. Historiador creando mi propia historia. He querido ser una puta desagradecida pero el veredicto ya estaba dictado y tenía que soportar mi cruz.
Hemos perdido la perspectiva de quien eramos y no encontraré la que pretendo hasta que no salga ahí fuera.
