Una de las razones por las que me gusta visitar a mi tio Juan en su habitat natural es por la narración de los recuerdos. Tambien, su pasión egoista por su felicidad me parece que bien llevada es genial. Hay personas que se tenían que haber cruzado en la vida mucho antes conmigo, y este desde luego que es uno de ellos. Mi tio Juan. En realidad, no es tio carnal pero lo importante es que ha ejercido de ello. Y sin pena ninguna cuando le veo, estoy viendo a mi padre. No hay nadie en el mundo que haya compartido con él, aventuras tan entrañables. Ni si quiera mi madre. Con una nostalgia más propia de sabios vividores, con una sonrisa que transmite emoción, unos ojos que brillan y llorán cristalinamente… así, así recuerda a Mediero. Creo que yo no soy nada ante el carrusel de disparatadas aventuras que han vivido juntos. Viajes con el futbol, sus estudios en el colegio, sus guateques, sus viajes a la playa…. Increible. Cuando él cayó enfermo fue cuando de verdad conocí a «mi tio». Impresionante. Cada problema que teniamos aquí estaba para darnos su mano. Cada viernes era fiel estuviera donde estuviera a hacer la quiniela de futbol con él. Sólo por verlos juntos merecia la pena pasar ese rato junto a ellos. Y su muletilla preferida: Que cachondo!! Y cuando por desgracia pasamos juntos aquella noche fatidica del 6 de abril de 2001… parecía que algo podía separarnos. Todo lejos de la realidad. Como siempre, en mi última visita, despues de la despedida, me hago la misma pregunta: ¿por que cojones se lo tuvieron que llevar tan pronto?
Canción para hoy: «Alguien especial», Melón Diesel
Un comentario
Precioso post, lástima que el cielo cometa a veces «esos errores» y se lleve tan pronto a aquellos que más queremos.
Un abrazo grande
volvoreta