En muchas ocasiones he tirado por el camino sencillo y no he entrado a refutar tus trabajos musicales. También es verdad que tienes toda la legitimidad como para ser autonomo de hacer lo que te plazca porque lo que es inalienable a su condición de persona libre es la licencia de crear tu propia obra y al que no le guste pues que no la consuma.
Entre las interesantes cien preguntas que has respondido a tus seguidores se encuentra tu afirmación de que «En brazos de la fiebre» es la gran canción de Héroes del Silencio.
Leo tu afirmación con sorpresa, con mucha sorpresa y con una dosis de indignación que a punto ha estado de manifestarse en una actitud violenta contra tus discos, tus libros, tus fotos. Pero cuando he comprendido la respuesta he hallado el razonamiento de tu respuesta después, eso si, de pensar que me estabas tomando el pelo. Encuadro tu respuesta dentro de tu fascinación por lo último y el rechazo a la nostalgia. Quizás por eso la elegiste como cierre en la gira de reunión de 2007. Desconocemos si la escribiste para Avalancha o si esas lineas llevaban impresas en tu cerebro tiempo antes de la grabación. La cuestión es que si lo que fue una gran banda de rock la debe definir una de sus canciones con más dificultad para ser enmarcarda en ese género musical me surge la duda sobre que grupo de música llevo escuchando treinta y un años.
No obstante encuadro tu afirmación dentro de la vocación de aventurero, siempre indagando e investigando ya sea en el ámbito artístico y personal. Si que es verdad que muchas de tus actitudes a mi me han inspirado para realizar determinados proyectos. Ese hambre en descubrir cosas nuevas siempre lo has transimitido pero también denota una cierto rechazo hacia los que, en los que en alguna vertiente tuya, nos cuesta desarrollar tu virtud exploradora.
Intentas hacerme de menos con mi humilde opinión a cerca de tus anticipos de tu nuevo disco que son,a mi parecer, desoladores para mis gustos musicales. Por mucho que a ti te guste introducir nuevos matices yo no reniego de ser un tipo más clásico, donde no me gusta que prevalezcan más las máquinas ante la sonoridad natural de un instrumento. Y se que esto que digo es contradictorio y en ocasiones difícil de defender cuando voy a festivales donde la mayoria de las bandas juegan al karaoke con un sermón y una melodía. Cuanto echo de menos conciertos como uno de los que vi antes de este jodido virus, Freedonia. Y porque no, alguno como el Xoel Lopez con su guitarra y pandereta en el escenario central de Sonorama o el de Elefantes en el mismo festival pero en una ubicación muchísimo menos abarrotada. Adoro la música, si, con sus avances pero sobre todo la que suena a manufactura.
Me gusta que aborrezcas la mirada atrás pero a veces una restrospectiva impide que te vayas de frente por el camino equivocado. No siempre puedes tener razón, Enrique.