No hay nada más triste que estar solo sin querer estarlo. Que abrumadora tristeza no poder compartir nada. Vivir en primera persona todo lo que sucede. Sin poder compartir, sin poder comunicar, sin poder vivir. Que triste las personas que no pueden compartir: nada. En su silencio está su verdad y debe ser verdadera porque no hay más versiones que la suya. Contagia la soledad la caida del abismo, la angustia del ahogo, la soga que axfisia y solloza, la penumbra de su corazon sólo alumbra su aorta, su pleura y sus falanges. Y que triste… que triste, dios mio!! Bienaventurados los que disfrutan de un solo latido de un amigo.
Cánción para hoy: «Maldito duende», Héroes del Silencio