Cuando me desperté no había restos de aroma en mi almohado, ni sábanas alteradas por el ajetreo del somier. Demasiado calor para compartir un espacio tan pequeño y demasiada distancia para compartir en tan solo un instante tantos momentos de infelicidad. Resaca dominguera, sin sombrero de paja ni gafas escuderas, un simple adios de un amargo recuerdo, cierran estos versos que son plagio del inspirador original. Perdón, primer espada, por querer lucirme en banderillas y aunque traseras y atravesadas, así quedó el estoque en aquella ya lejana primera faena que no por quedar mal, no impedirá salir por la puerta grande en esto del querer. Promesas a olvidar… demasiadas cervezas tendré que abrir para inspirarme en otra debilidad.
Canción para hoy: «Nos sobran los motivos», Joaquin Sabina
2 respuestas
Estoy con Angélica, me he perdido totalmente, no sé si tuviste un gatillazo, te dieron calabazas o fue un sueño erótico sado-maso. Juan, te lo pido por favor, escribe en cristiano.
Vega.
La resaca debió ser tremenda y me da que todavía te dura. Yo me he perdido entre el sombrero de paja y las banderillas, y es que estamos llegando a un punto en que, o te leo borracha o no hay manera de pillar tanta metáfora.
Yo te pediría más sencillez y menos fugas mentales, te lo digo con cariño, por supuesto.
Angélica.