Ella dijo que era romántica. Que esa música no le gusta más que a la gente como ella. No le respondí nada. Silencio. Temor.
Cegado por la voz de la inexperiencia, no me atrevo a ir más allá, asaltar el riesgo, buscar una locura.
Esos ojos finos y estirados, maquillados discretamente, ese acento vascuence, esa sabiduría universal, ese intelecto personal, eso sol tras otro sol, esa experiencia, esos retos.
Y si. Hay más románticos. Aquí uno. Ahí otra.