No quiero que la quietud de la madrugada me vuelva en un ser demasiado sensible, no he bebido como para cometer las tonterias que acostumbro y sólo la desconocida, para mi, música de Aute y un café con su espumita acompañan la noche de sábado que no ha devenido en tragicomedia porque estoy vivo un día más, sigo sano y eso que no es lo más importante porque lo verdaderamente necesario para la sociedad es que todos los míos sigan sanos y sonrientes, como hasta hoy. Mañana ya veremos.
Me parece superflua mi presencia pero absolutamente necesario que estés del otro lado para saber que esto va a salir bien. Qué alguien va a pelear por nosotros ya que otros no tenemos el espíritu necesario para hacerlo.
Es absolutamente admirable la vitalidad de las gentes de este pais, el auge de sus emociones cuando las cosas no van bien, el posicionamiento social siempre que alguien necesita algo verdadermente importante.
No se los demás, me siento afortunado por estar un día más. Incluso siendo precavido el virús puede invadirte.
Eso si, no, me niego ahora, después de vivir unos cuantos años y tener algunas aventuras de todo tipo muy interesantes caer en el tópico y en el típico dicho de que no sabemos lo que tenemos, que hay que disfrutar la vida porque son dos días. No. Lo siento. Niego la mayor. A mi ese día me llegó hace muchos años, no se si demasiados pero esa transformación ya la sufrí y por eso llevo valorando tanto tiempo un beso, un abrazo, una sonrisa, una caricia, una canción , una mirada, una conversación, una cerveza. Todas y cada una de estas acciones en los ultimos veintidos años llevan el sello de la felicidad, la felicidad de por haberlos dado, haberlos recibido y sentir que no quiero que sea el último. Carpe Diem, si. Pero ayer, hoy y mañana porque todo va a salir bien
Canción para hoy; «Al alba», Aute
