Si algo tiene que ocurrir que ocurra todo a la vez. No esparcer el fango durante el largo camino. Cuanto más breve antes se limpia.
Pasado, presente y futuro. Se juntan. Y las tres dicen adiós. Sin dolor ni mesura. En el medio deberia estar el equilibrio. En mi, el equilibrio es imposible. Por la mañana mi mano derecha quiere escribir unas cosas, por la noche mi mano izquierda prefiere redactar otras. Ante tanto fuego cruzado opto por refugiarme en trincheras. Al instante, alzo mi busto buscando esa bala que parta el alma.
Ya lo tengo reconstruido. Un simple pensamiento hilvana todas las actitudes correctas para vislumbrar unos tiempos sin cólera, un mar en calma y una obediencia sin límites al cerebro.
No es mala forma de acabar el año. Unas me dan más pena que otras. Sin duda. Pero alguna vez sería yo el que tendría que escribir el final.
Porque soy yo el que voy a escribir el próximo verso.