Voy a rendirme ante la lasciva sonrisa de mi enemiga. Que mala mujer!! Una reina de la persuasión. Cada día me entiendo más a mi mismo y menos a las mujeres, al menos a las malas. Lo malo no es que sean malas, es que es preciosa. Pero… las mujeres se van y los amigos se quedan, siempre. Bueno, hasta ahora al menos eso creo. Pero los verdaderos, los hermanos de sangre, sellan contigo los lazos de la eternidad. Por otra parte, he de rendirme ante uno de los lectores de este tendencioso blog. Tu aseveridad me vence. En el último comentario sacas a relucir mis debilidades y explayas tu belleza versátil. Será maldito el beso que nunca irá a mi…. esé será mi maldición y bendigo tu contundencia. Eres grande, en el desconocimiento y en la prosa. Amiga o amigo, eme aquí mi admiración.
Canción para hoy: «Hermanos de sangre», Loquillo y Trogloditas