Juegan estos días las nubes conmigo. Cubren la tardes para no dejarme ver el sol. Dejan los días grises…como ha sido este verano. Gris. Oscuro.
Empezó de reformas y acabo reformando mi cabeza. No puede dejar de agitarse. No debe. No quiero que suceda.
Al menos julio fue emocionalmente un volcán.
Agosto ha sido un funeral. Por mi culpa por mi culpa por mi gran culpa. Me ha dolido infinito. He estado a punto de equivocarme. Si es que no lo hice.
Creo que esta herida ya no va a cicatrizar jamás porque va a dejar mi piel marcada.
Siempre cuestionandome, siempre dudando y sin contar conmigo. Dolor y desasosiego.
Ha sido el peor verano de los últimos quince….con mucha diferencia. Abismal.
No ayudo yo tampoco. O mejor dicho no se ayudar de otra manera.
Es momento de proyectos…de relanzar la vida, de generar esperanzas y dejarse llevar a la deriva.
Este es el momento y aún estoy a tiempo.
Voy a ponerme a ver el último capítulo de «Verano Azul». Voy a ser Pancho por unas horas. Melancólico
Ella también se fue, al norte. No ha dejado ni su belleza ni su saber estar.
No ha dejado nada porque nunca vino. La ficción es y será mi única realidad
