Fue una gala muy activa por mi parte la 27 edición de los Goya, sobre todo en las redes sociales, con unos cuantos «pendejos» que criticaban el evento, ya fuera por el pronunciamiento político en la misma o por la supuesta para calidad de las películas españolas o por cualquier otra razón que buscara encender los ánimos de los defensores tanto de la gala o de las producciones.
Me gustó. Me gustó la parte reivindicativa del acto y me gustaron, como no podía ser de otra manera, las películas. De las grandes favoritas no puedo juzgar «Grupo 7». Ardo en deseos de verla. Pero las otras grandes favoritas eran ,y son!, excepcionales creaciones cinematográficas.
Claro que eché de menos alguna candidatura de alguna película en concreto pero creo juzgar acertadamente que la edición de este año ha reunido a proyecciones de alta calidad. Podrán gustar más o menos pero tienen al menos lo que la mayoría del público desea, calidad.
Una lástima que «El artista y la modelo» quedara tan huérfano de preseas, un filme que me enterneció hasta límites inexplorados y despertó una visión minimalista del cine.
«Blancanieves» esquivó, de nuevo, la pereza, prejuicios y desalientos que podría despertar una película muda, en blanco y negro y española. Pero al igual que «The Artist» salí del cine entusiasmado. Me temo que la cinta española vivirá con la inevitable comparación de la producción francesa. Eso sí. La idea es anterior a la galardonada en los Oscars.
Y «Lo imposible» rascó también estatuillas. Buena película hecha en España con temática hollywudiense. Fantástica. De las tres, era la que menos cariño la tenía pero huelga decir que es un trabajo extremadamente bien hecho y además en España con técnicos y equipo hispano. Formidable.
Y el componente político. Me entusiasmaron los discursos de Candela Peña, la sensibilidad de la Verdú, la honestidad de José Sacristán, el coherente discurso de J. Bardem y los ingenios prefabricados de la presentadora de la Gala.
Me pareció muy atinado el discurso del Presidente de la Academia. Muy certero sin perder un gramo de reivindicación.
Me acordé en este noche de todos los españoles que no ven cine español por componente político. Me dan pena. Pero ellos son más pobres que yo. Mientras otros tantos como yo nos enriquecemos culturamente con las obras españolas, las haga quien las haga, sean las caras de quien sea.
Me parece indignante que alguien que no paga un sólo euro por una entrada de cine al año se apresure a criticar las películas españolas, sea en un sentido o en otro. Recuerdo que el verbo criticar no siempre tiene connotaciones negativas.
Ciertamente que a mi la mayoría de las películas españolas me gustan. No se si es mi predisposición, la cercanía de la historia, la intensidad de las voces amigas o que coño será que, como digo, una buena parte de ellas me gustan.
Pero por favor, un poco de de porfavor… si algo no lo conoces, no puedes juzgarlo.
Y en otra entrada podré hablar contra los que critican a los de la ceja. Les aconsejo escuche, de nuevo, el discurso del Presidente de la Academia.
Y yo mientras, a seguir soñando.