No está mal volver a experimentar la cara y la cruz.
Este desorden de urgencia disloca la soberbia ejercida.
Sufro por no derrotar a los demonios establecidos pero la calma es una situación que apenas conozco.
Ningún placer dura lo suficiente como afirmar que disfruto eternamente.
Lo que uno se trabaja es lo que uno recibe. Así que me rindo. Dejo escritos los términos de mi rendición para que se me olviden mañana.
Y hoy disfrutaré de ti.