Aquella noche fue un desastre como la mayoria del resto. Estaba Amaya deseosa de alargar la noche. Chuchi, ponme otro Gin-Tonic!, gritó en el ensordecedor sonido del local. Yo no pretendia despertar mi instinto de gladiador nocturno, ya había peleado en otros teatros. No hacía más que mirarme, juego contigo o agacho los ojos, me decia a mi mismo. Vino Toni y me decía que el exceso le dolía. Aparqué el instinto natural…. se fue y no volvió jamas. Estas son las ultimas escenas que vas a ver de mi y no volveré jamás. El elixir había promulgado su ultima condena…