Cruce de caminos con las huellas borradas, con las suelas desgastadas. Al pedir la cuenta me llegó el olvido con ruido de gritos desgarrados, arrancados de un accidente de naturalidad. No se oyó el ruido del mar ni del viento ni de la lluvia. Solo silencio. Tanto silencio que al final se oyó la sonrisa cobijado en la trastienda del lamento.
Hubo pisadas sin pisar, besos insatisfechos, abrazos prohibidos. Hubo acordes sin sentido, versos desordenados, esperas infinitas.
No encontré la actitud correcta solo una mirada bien escogida. Parecí creíble. Pero resultó insuficiente. Solo te pido que no te olvides de mi.