6 de abril. Son ya demasiadas las noches que te he llorado y presiento que aún quedan charcos que formar. Y sin embargo, aún no se nada más de mi. Fue tan cruel tu partida que me dejaste como perdedor, el tren se fue y yo no tenía billete de embarque, hacia donde? A menudo te recuerdo así. Tu sonrisa la imagino sin límite. La cómplice despedida que nos rendimos es la herencia de la sinceridad. Cuando cierro y duermen mis ojos te ven tantas veces que algún día despierto a tú lado, tirando de aquella pesada silla que descubrían parajes nuevos para tí. Aquella noche no fue buena noche. Las despedidas siempre son amargas y más cuando no sabes cuando te vuelves a ver. Tu espera sentado que en breve nos vamos de paseo