Los defectos de los demás son nuestras propias carencias, las intolerancias son nuestra condena. He comprendido que cada vez soy más insoportable, más inaguantable y esto está fabricado por la independencia y la soledad. El egoismo de mi tiempo me lleva hacer lo que me place en el momento e instante que deseo sin nadie a quien preguntar. Me conocí en Oliva de Valencia, nunca fue primavera en mi cabeza. La independencia de mis pies obligan a tomar decisiones sin consideraciones personales, sin tolerar opiniones, sin obedecer conciencias sólo saciando mi apetencia. Y en ese punto entra en juego mi democratica sensibilidad para afirmar que soy insoportable. Individuo impertinente e impetuoso. Dejadme a un lado, que se caminar solo deseando caminar con alguien. Voy a empezar a aprender a olvidarte, quiero olvidar aprender a empezar. No sientas mi ausencia, puedo liberarte durante unos momentos. Quizás nos volvamos a ver en los Caños de Meca, y cicatrizada en salitre venere tu presencia.
Canción para hoy: «Salitre», Quique Gonzalez